¿Para qué correr?
Hasta hace dos años, nunca me entrenaba a correr. Yo corria en un 5K local cada año, contando con la forma residual que había construido durante años como futbolista. Lo hice bien, cruzando el final entre los 22 y 23 minutos. Bastante bien, pensaba.
Cuando empecé a entrar en carreras más largas, me dolía. Me di cuenta que me tendría que entrenar. Así que he entrenado. Poco a poco, he empezado a correr más rápido, y mas importante, he podido correr distancias mas largas.
Desde que empecé a correr al edad de 36, me encontré liberado de los fantasmas del pasado. Para mí, no había, días de gloria en el pasado. Conozco algunos amigos que recuerdan correr 5.000 metros en 16 minutos cuando eran más jóvenes, y ahora están decepcionados cuando terminan en 20. Para mí, si me raspe la línea alrededor de 20 o 21minutos, es record personal, y me alegro.
A medida que mi cuerpo se ha vuelto más capaz de sostener el abuso, he pasado a los 10 km, las 10 millas y el Medio Maratón, y he comenzado a viajar más lejos y más lejos para competir en las carreras.
He ganado mi grupo de edad en una carrera local de vez en cuando, pero realmente soy corredor ordinario, con un gran chorro de corredores delante de mí y otro atrás. A pesar de mi formación, nunca voy a ser el corredor más rápido en ninguna carrera, y nunca lograre vencer a los corredores jóvenes y bien formados. Afortunadamente, la carrera es sólo conmigo mismo.
Correr me da una la meta de perseguir. Correr me promesa mejoras incrementales: correr un poco más rápido, o un poco más largo. Mientras el cuerpo y la mente aprende a empujar a través del dolor y la duda, las barreras ya no me limitan como antes. En el entrenamiento, y sobre todo en las carreras, cuando me puedo cavar más profundo de mí mismo, me parece que hay más allí de lo que había pensado a la primera vista.
El dolor de correr es la medicina misma que me fortalece y me cura. Sin la lucha y el dolor, correr no pudiera traer esa sensación distinta de logro y alegría. Como Kahlil Gibran dijo de dolor en su librito El Profeta, su dolor es la ruptura de la cáscara que encierra su comprensión. La resistencia que he adquirida en el correr se ha traducido en muchas áreas de mi vida, y me ha permitido reforzar mi determinación y sobrepasar las barreras que en el pasado parecían imposibles.
Estoy agradecido con el acto de correr para seguir dándome patadas, ya que cada día me reta a hacerme hombre mejor.
Why I Run.
Until about two years ago, I never trained to run. I would run one local 5K a year, which I finished on the residual fitness that I had built for years as a soccer player. I did ok, coming in between 22 and 23 minutes. Pretty good, or so I thought.
When I began to enter longer races, I hurt. I realized I would need to train. So I trained. I got faster, and I began to run longer.
Since I started running seriously at 36, I was freed from the ghosts of the past. For me, there were no “glory days.” I know some guys who remember running 5,000 meters in 16 minutes when they were younger, and are now disappointed when they run it in 20. For me, if I scrape across the line around 20 or 21 minutes, that’s a personal record, and I’m overjoyed.
As my body has become more able to sustain it, I have moved on to the 10K, the 10 mile, and the Half Marathon, and have begun to travel farther and farther to compete in races.
I’ve won my age group in a local race here or there, but I’m really a middle of the pack runner, with a long stream of finishers before me and a long stream behind. In spite of my training, I’m still not the fastest runner out there, and I’ll never beat the young, well-trained runners. Fortunately, however, the race is only with myself.
Running gives me something to work toward—a goal for myself. Running provides me with the promise of incremental improvements, to run just a little faster, or a little longer, as my body and mind learn to push through the pain and self-doubt, the barriers that limit me. In training, and especially in races, when I dig deep within myself, I find that there is more there than I had at first thought.
Though running hurts, the pain is the very medicine that strengthens and cures me. Without the struggle and the pain, running could not bring such a feeling of accomplishment and joy. As Kahlil Gibran said of pain in The Prophet, your pain is the breaking of the shell that encloses your understanding. The endurance that I have gained from running has translated into many areas of my life, and allowed me to strengthen my resolve and push through barriers that had once seemed impossibly daunting.
I am grateful to the act of running for continuing to kick my ass as it challenges me to be a better man.
Elijah:
ResponderEliminarMuy inspiracional, me alegro por ti!!!