miércoles, 10 de junio de 2015

Building a Better Teacher/Construyendo un Mejor Profesor

Building a Better Teacher
HOW TEACHING WORKS (AND HOW TO TEACH IT TO EVERYONE)



Think of a great teacher you once had. Can you describe in five words or less what made that teacher so great? Do you think that teacher learned the skills that lead to this success in the classroom, or was it something fundamental about her personality?

In her book, Building a Better Teacher, Elizabeth Green takes us through a history of 20th and 21st century models for developing great teaching. One element of this book that I found particularly compelling was her treatment of the models we currently use in educational leadership.

One prevalent model in American education at the moment focuses on accountability. Most public school teachers live this model every day as outlined by No Child Left Behind legislation. Across the country, across vastly different neighborhoods and schools and teachers, this model calls for extensive student testing and frequent on-the-job teacher evaluations. The goal of this model is to distinguish and reward top teachers while correcting or removing the struggling teachers. 


Many independent schools have resisted this trend, following instead a model of autonomy. In this paradigm, the message is don’t interfere. This model asserts that we should assume teacher competence and professionalism: teachers should be trusted rather than rated, and we should assume that great teaching is happening unless we have reason to believe otherwise.


Green asserts that neither of these models will actually help our educational system to move forward. Why? Because these vastly different perspectives are both founded on  the same erroneous belief. That is, that great teachers are born, not built.

They are either “virtuosos”-- charismatic and passionate teachers like Jaime Escalante in Stand and Deliver or laughably boring and disconnected teachers like Mr. Garrison from South Park punching the time clock and collecting their paychecks.  

This error posits that good teachers are always good, and poor teachers are always poor. The belief that teachers either have it or they don’t is a static model, refusing to allow for teacher development and progress. Both of these models isolate as well: forcing teachers to work essentially alone in their practice, and either “keep up the good work” or endeavor to hide their deficiencies.

In truth, great teaching is seldom an effect of the teachers’ fundamental personality. Personality matters, yes—peppy or pensive, stolid or capricious--these are personality styles that come out in the teachers’ work. But personality alone does not make great or poor teaching. Teaching is a skill, like any other, that responds to hard work and a growth mindset.

Teachers on both ends of this spectrum need to break out of their isolation and make learning visible. When classrooms are sacred, secret zones, and teachers choose to face the pupils alone, without including a community of colleagues, we limit our capacity for professional growth and improvement.


In chapter 5 of Building a Better Teacher, Elizabeth Green profiles the development of Doug Lemov and his associates’ educational philosophy. In this work, we really see the emphasis on combating this concept of the isolated teacher. Instead, Lemov integrates the Japanese concept of Kaizen (the “continuous improvement”  seen in Toyota assembly lines) to encourage constant collaborative learning among the teachers.


Neither treating these teachers with punishment (accountability) nor blind-eye neglect (autonomy) can really promise the kind of teachers who students really deserve in the classroom. The only true solution for development at both ends of the spectrum is to ensure that we build a culture of trust and collaboration that will show us the value of opening our doors to each other and really be willing to observe, listen, learn, and share. 


Once we have built this trust, we will have a foundation to engage in healthy debates, show commitment to a common cause, hold each other accountable, and to pay careful attention to the results of our work. In other words, to be great teachers, we need to work as a team.

Construyendo un Mejor Profesor: Cómo funciona la enseñanza (y cómo enseñarlo a todo el mundo )


Piensa en un gran profesor que has tenido en la vida. ¿Puedes describir en cinco palabras o menos lo que hacía para ser tan eficaz? ¿Crees que el maestro aprendió las habilidades que conducen a este éxito en el aula, o que era un elemento fundamental de su personalidad?

En su libro, La construcción de un Maestro Mejor, Elizabeth Green nos expone una historia de modelos del siglo XX y XXI para el desarrollo de la práctica de la enseñanza. Un elemento de este libro que encontré particularmente convincente era su tratamiento de los modelos que utilizamos actualmente en liderazgo educativo.

Un modelo que predomina en la educación estadounidense en este momento se centra en la rendición de cuentas. La mayoría de los maestros de escuelas públicas viven este modelo todos los días como se indica por No Child Left Behind. En todo el país, a pesar de las diferencias enormes entre barrios y escuelas y profesores, este modelo requiere la administración de extensas pruebas de los estudiantes y la evaluación   frecuente de los profesores. El objetivo de este modelo es distinguir y premiar a los mejores profesores, mientras que corrigen o descartan los profesores poco hábiles.

 
Muchas instituciones independientes han resistido a esta tendencia, siguiendo un modelo de autonomía por parte de los profesores. En este paradigma, el mensaje es no interferir. Este modelo afirma que debemos tomar por dado la competencia y profesionalidad del profesorado: los profesores deben ser de confianza en lugar ser clasificados, y debemos suponer que la buena enseñanza está sucediendo a menos que tengamos razones para creer lo contrario.

 
Green afirma que ninguno de estos dos modelos será realmente capaz de avanzar nuestro sistema educativo. ¿Por qué? Porque estas muy diferentes perspectivas se basan en la mismísima creencia errónea. Es decir, que los mejores profesores nacen, no se construyen.
 
Estos dos perfiles de profesores son o "virtuosos" - maestros carismáticos y apasionados como Jaime Escalante en Stand and Deliver o maestros ridículamente aburridos y desconectados como el Sr. Garrison de South Park—que se enfocan más en cobrarse que en enseñar.
 
Este error se postula que los buenos profesores siempre son buenos, y los profesores débiles son siempre débiles. Esta creencia es un modelo estático, negándose a permitir el desarrollo de los maestros. Ambos modelos los aislan así: forzando que los profesores trabajen esencialmente solos en su práctica, y, nuestro mensaje parece ser, "sigan con el buen trabajo" o se esfuerzan por ocultar sus deficiencias.
 
En verdad, la gran enseñanza casi nunca es un efecto de la personalidad fundamental de los profesores. Cuestiones de personalidad, sí existen – un profesor puede ser energético o pensativo, impasible o caprichoso - estos son los estilos de personalidad que salen en el aula. Pero la personalidad por sí sola no hace gran o débil enseñanza. La enseñanza es una habilidad, como cualquier otro, que responde al trabajo duro y una mentalidad de crecimiento.
 
Los maestros en ambos extremos de este espectro necesitan salir de su aislamiento y hacer visible el aprendizaje que ocurre en sus aulas. Cuando las aulas son zonas secretas sagradas, y los maestros deciden enfrentarse a los alumnos solos, sin incluir una comunidad de colegas, limitamos nuestra capacidad de crecimiento profesional y desarrollo profesional.
 
En el capítulo 5 del libro, Elizabeth Green perfila el desarrollo de Doug Lemov (autor de Teach like a Champion—un libro que perfilé hace varios años) y sus filosofía educativa.  Realmente vemos en él un  énfasis en la lucha contra este concepto de la maestra aislado. En cambio, Lemov integra el concepto japonés de Kaizen (la "mejora continua" que se ve en las líneas de montaje de Toyota) para fomentar el aprendizaje colaborativo constante entre los maestros.

 
Ni el tratamiento de estos maestros con el castigo (rendición de cuentas), ni el abandono de “ojos que no ven corazón que no siente” (autonomía) realmente puede prometer el tipo de profesores que los estudiantes realmente merecen en el aula. La única solución verdadera para el desarrollo en ambos extremos del espectro de profesores es asegurar que construyamos una cultura de confianza y colaboración que nos mostrará el valor de abrir nuestras puertas a nuestras colegas y realmente estar dispuestos a observar, escuchar, aprender y compartir.

 
Una vez que hayamos construido esta confianza, tendremos una base para participar en los debates respetuosos, mostrar nuestro compromiso con una causa en común, asegurar que estemos mutuamente responsables, y prestar atención a los resultados de nuestro trabajo. O sea, para ser grandes maestros, tenemos que trabajar en equipo.

lunes, 6 de abril de 2015

Una visita a Sweetgreen en Washington, DC


Una visita a Sweetgreen

Durante nuestro viaje a Washington, DC durante la Semana Santa este año, nos encontramos en Sweetgreen, un restaurante de comida rápida que tiene muy poco que ver con lugares de comida chatarra como McDonald's o Burger King aquí en los Estados Unidos. Principalmente sirven ensaladas, preparadas para el cliente por los empleados en el momento que se la piden. Fundado en 2007 por tres amigos recién graduados de Gorgetown University.  Pocos años después, tienen 27 restaurantes en Boston, NY, Philadelphia y Washington. 



Utilizan ingredientes locales y orgánicos, sin hormonas ni antibióticos. Todo que usan para empacar la comida es biodegradable, y hasta construyeron las mesas del restaurante con madera reciclada. Todo eso sin sacrificar el sabor ni el rapidez que piden los clientes de hoy, muchos de ellos empleados federales o de organizaciones ONG que pasan por su almuerzo. Mientras comíamos, leía su "Manifesto". Vale la pena una lectura, y si te encuentres cerca a un restaurante, una prueba. La traducción está adjuntada debajo del imagen. 




Tu tiempo es ahora.
Trabaja a propósito y con propósito.
Haz amistad con amigos verdaderos. Comparte inspiraciones.
Nunca te quedes atascado. Desafíate a ti mismo.
Cuidado con el statu quo.
Mejora tus comunidades.
Deja una huella templada.
una contribución hoy.
Saborea los momentos y regalos cotidianos. tú mismo.
Crea el cambio que quieres ver. Escala más alto. Encuentra la belleza de la sencillez.
Persigue tus pasiones.
Toma medidas audaces.
Mezcla cosas maravillosas.
Eleva tus aficiones.

Encuentra tu extraordinario.

jueves, 22 de enero de 2015

Florencia en El Amazonas--¡En Nashville!


This year, the Nashville Opera presents Daniel Catan’s  Spanish Language opera Florencia en El Amazonas. I saw Wednesday evening’s dress rehearsal through the generosity of the Center for Latin American Studies at Vanderbilt University; the show did not disappoint.  It left images, both musical and visual, like glittering drops of memory for a long time after the final curtain fell.

As a newcomer to the world of opera, I didn’t know quite what to expect. This particular work compelled me as a Spanish teacher—operas in Spanish are very unusual in the United States, and even more so in Tennessee.  I didn't want to miss this opportunity to experience it. In addition, as an admirer of the novels of Gabriel García Márquez, whose El Amor en los Tiempos de Cólera served as an inspiration for the libretto, I was eager to reimmerse myself in the magically realistic worlds that his influence engenders. When the CLAS  announced that they would be hosting a workshop in conjunction with the Nashville Opera, I decided to attend.

The workshop featured several important figures responsible for bringing the opera to life, including the Artistic Director of the Nashville Opera, John Hoomes. Regaling the group with insights into the history of Catán's opera and the challenges they faced in presenting it in Nashville, John gave us an understanding of the process that one must undertake in putting a production of this kind together. It was fascinating to learn about the cast as well. I was impressed by the variety of the bilingual artists' bios. It proved fun to listen to the stories of the many paths that brought these talented people to the stage. I learned, for example,  that Keith Miller (in the photo, far right) had worked as a professional football player until he became inspired by a performance that he saw of the Phantom of the Opera. La vida te da sorpresas. 



Later that day, Richard Pace, Professor of Anthropology at MTSU, gave a fascinating overview of the human and terrestrial geography of the Amazon, which gave us a framework to understand the setting of the opera. Overall, the experience was enjoyable and informative.

On the night of the performance, I was just able to make it  to the show in time for the curtain.  The opera itself, set in 1910 in the Amazon basin, began right away with the most fundamental and constant protagonist of the opera: the river itself.  The members of the chorus slithered onstage in full reflective body suits like lapping waves and explode into song, their arms and legs moving rhythmically like ripples on the river. The movement brings to life the energy of this river.

The first character we meet is Riolobo—the wolf of the river—who serves as a deckhand for the riverboat El Dorado.  He lives and works on this vessel on the  Río Amazonas, and he functions also as a narrator  in the opera, the only character who directly addresses the audience. Riolobo’s most interesting role is that of a mystical, shape shifting trickster: he embodies a kind of magic rising like mist from the great mysterious river. 

Soon more human protagonists enter the story. Paula and Alvaro, a middle-aged couple have lost the spark of their passion after many years of marriage; Arcadio and Rosalba, young lovers shyly play at the first blooming of love; Florencia Grimaldi, an acclaimed opera singer manifests seeking to recapture the ghost of an ephemeral lost butterfly hunter that she let slip away in her youth.

As the human drama unfolds, with Paula and Alvaro bickering, Arcadio and Rosalba swooning (literally), and  Florencia pining, we witness drama and conflict, love and loss. Through it all, the river—a distinctly human river—shimmers on, silently observing the drama as it passes on the stage, godlike: both compassionate and indifferent.


These performances, like the butterflies that serve as symbols of the fleeting, untameable nature of love, are few; there are only three performances. Catch it January 23rd, 25th, or 27th, 2015 in the James K. Polk Theater at the Tennessee Performing Arts Center.




Este año, por primera vez, la Opera de Nashville presenta una obra en Castellano: Florencia en el Amazonas por Daniel Catán. Tuve la oportunidad de ver el ensayo general el miércoles pasado con la colaboración generosa del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Vanderbilt. El espectáculo no me defraudó. Dejó imágenes, tanto musicales como visuales como gotas brillantes de agua que quedaron en mi memoria durante mucho tiempo después de la caída final del telón.

Como soy principiante al mundo de la ópera, no sabía muy bien cómo sería. Sin embargo, me quedé fascinado en particular como profesor de ELE (español de lengua extranjera).  óperas cantadas en español son muy poco frecuentes en los Estados Unidos--y menos en el estado de Tennessee. Además soy gran admirador de la obras de Gabriel García Márquez, cuyo el amor en los Tiempos de Cólera ha servido de inspiración para el libreto. Cuando el centro de Estudios Latinoamericanos de Vanderbilt anunciaron un taller sobre la ópera, tuve la suerte de poder asistir.

A lo largo del día en el taller, nos reunimos con el director artístico de la Ópera de Nashville, John Hoomes. Mantuvo al grupo entretenidos  con sus conocimientos de la historia de la ópera y los ideas innovadores que ha elegido para presentarla en Nashville, John nos dio una visión única del proceso de presentar una producción de esta clase. Fue fascinante aprender algo más sobre los miembros del elenco, incluyendo a muchos cantantes bilingües de renombre internacional, y los muchos caminos que los llevaron al escenario. Me enteré de que Keith Miller (en la foto, a la derecha), por ejemplo, trabajaba como jugador de fútbol profesional hasta que se inspiró por una representación de El Fantasma de la Opera. Cosas de la vida. (La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida)



Más tarde aquel día, Richard Pace, profesor de antropología en MTSU, nos presentó con una visión fascinante de la geografía humana y terrestre de la Amazonía, que nos dio un marco para entender el sitio en que desenlacen los acontecimientos de la ópera. La experiencia fue tan divertida como informativa.

La ópera, ambientada en 1910 en la zona del Amazonas, comienza con el protagonista más fundamental y constante de la ópera: el propio río. Los miembros del coro se deslizan al escenario en trajes reflectantes que cubren el cuerpo por completo. Parecen a las olas del río explotando con su canto, sus brazos y piernas se moviéndose rítmicamente como ondas en el río. ¡Qué modo más fascinante de presentar la energía y la fuerza de la vida de este río, que sirve de fuente de energía en las vidas de tantas personas!

Luego nos encontramos con el personaje de Riolobo- -que ejerce como tripulante en el barco fluvial de El Dorado. Vive y trabaja en este barco en el río Amazonas, y que sirve también como narrador en la ópera, el único personaje que se dirige directamente a la audiencia. Más, el papel más conmovedor de Riolobo es como un místico, cambiándose de formas: de hombre a dios del río y a hombre de nuevo.  Encarna la magia que sale como la niebla del gran río misterioso que serpentea por la selva tropical de la América del Sur.

Luego, introduce los protagonistas humanos de la historia. Paula y Álvaro, una pareja en sus años que han perdido la chispa de su amor; Arcadio y Rosalba, tiernos jóvenes en la primera floración de un nuevo amor; y Florencia Grimaldi, una mujer que se empeña en recuperar el fantasma de un amor perdido y efímero de su juventud.

A medida que el drama humano se desarrolla, Paula y Álvaro discutiendo, Arcadio y Rosalba desmayando (de verdad), y Florencia suspirando, vemos catástrofe y conflicto, el amor y la esperanza,  y al final, la pérdida. A pesar de todo, el río—un río muy humano--observa en silencio como pasa el drama en el escenario, y se mantiene divino: tanto compasivo como indiferente.